Resonancias de Lol II.

Ser-de-a-psicoanalistas podría ser cortés (por Pau De Marco).

Ser-de-a-psicoanalistas podría ser cortés

“El arrebato de Lol V. Stein”, libro por el que Lacan homenajea a Marguerite Duras, trata de la historia de un rapto.

Lacan propone que nosotros los lectores somos raptados por la escritora. Jacques Hold es el relator de sus memorias y presenta a Lol.

La noche del baile Lol (de 19 años) mira desde atrás de unas plantas lo que se va desplegando hasta la partida de su prometido con otra mujer. Aparentemente sin sufrimiento, omitiendo el dolor.

Anne Marie Stretter era una mujer mayor que Lol, que tenía una hija adolescente que también asistió al baile. Anne Marie era una femme fatal. En este tiempo inaugural Lol hace existir la feminidad en la mujer fatal, que pasa sin mirar a nadie, la no-mirada. En esa metáfora del amor la otra mujer viene al lugar del novio.

No se sabe quién llamó a la madre de Lol, que llegó para arrancarla del salón. Lol gritó argumentos: “no era tarde, la hora de verano engañaba”[1]. Al parecer ella todavía tenía algo pendiente allí.

La escena del baile inscribe un movimiento inverso entre Lol y la mujer fatal: Lol llega como novia pero se retira con su madre. Anne-Marie llega como madre con su hija adolescente, que se aleja del baile. La madre de Lol opera como pantalla entre su hija y la pareja, Lol vuelca esa pantalla para hacer durar el instante en que su atención quedará retenida. Lol invistió a la pareja que formaban Michael Richardson (el prometido) y Anne Marie Stretter, los siguió con la mirada, gritó y se desvaneció.

Por la belleza Lol es arrancada de su propio cuerpo, la belleza es el agente. El arrebato se interrumpe con la partida de la pareja. “Ya no estaba en mi lugar. Ellos me llevaron (…) No comprendo quién está en mi lugar”[2] dirá páginas adelante.

La teoría de familiares y el pueblo es que Lol enloqueció al no poder soportar el abandono del novio. Sin embargo es descrita, desde antes de ese acontecimiento, como alguien que no estaba ahí donde estaba su cuerpo.

Luego de la escena del baile hay una pausa: postración[3], ira y tal como la noche del acontecimiento repetir-se “que la hora de verano engañaba, que no era tarde”[4]. Fue perdiendo fuerza, solo hablaba para decir “lo aburrido y largo”[5] que era ser Lol V. Stein. Se podría pensar que Lol arma ahí un nudo de “ser la abandonada por su novio” pero ella dirá que no es eso de lo que se trata.

Lacan propone una lectura sostenida en la cuestión del vestido: el amor llega y nos viste de su i(a). Se va y nos desviste. Al irse el novio desvistió a Lol de lo que sustentaba su ser.

Lol quedó desinvestida, desarropada, en lo inefable, en una desnudez sin cuerpo, ya que abajo del vestido había un vacío. Algo de sí quedó prendada al cuerpo de Anne Marie, la mujer con quien se fue Richardson.

Es inconcebible para Lol no haber estado en el momento en que se realizó ese gesto, nació para ver el gesto del hombre desnudando a la mujer, y está fascinada por lo nunca visto.

“Nació para verlo. Otros nacen para morir (…) Lol sería sustituída por ella cerca del hombre (…) Sustituída por esta mujer, de aliento próximo. Lol retiene ese aliento: a medida que el cuerpo de la mujer aparece ante ese hombre, el suyo se borra”[6]. Se trata del cuerpo que le hubiera dado cuerpo a ella, un cuerpo de deseo.

Una tarde comienza a pasear y conoce a Jean Bedford. Un músico que era sospechado de tener inclinaciones hacia jovencitas abandonadas. La sonrisa temerosa y viva que mostraba Lol en sus primeros paseos, llamó la atención de él, que al parecer se sintió mirado por ella.

Un tiempo después la pidió en matrimonio. La madre se lo comentó a Lol. Ella lo recordaba y aceptaba. Implicaba alejarse del pueblo natal. Aceptaba también. El casamiento fue conveniente, él la eligió y le ahorró el trabajo de tener que elegir ella un reemplazante.

Pasaron 10 años de matrimonio e hijos, de una vida organizada según un orden riguroso. Lol estuvo enmarcada por los semblantes de una vida familiar regulada por el Otro, el tiempo de reloj, sin identidad propia (haciendo una reproducción estricta de lo que veía en otras casas).

Por temas laborales del marido la familia debió instalarse en la casa natal de Lol (la madre había fallecido ya). Entonces retornó los paseos…

Un día desde el jardín de su casa vio pasar a Tatiana, su antigua compañera de escuela, con quien solían bailar a escondidas en un patio vacío, quien además sostuvo su mano la noche del baile y quien afirmaba que la “enfermedad” de Lol se remontaba a mucho antes de aquel suceso. Para Tatiana, Lol era divertida, burlona, impertinente y aguda, aunque una parte siempre estaba ida, lejos: la zona del sentimiento en Lol se diferenciaba de los demás.

Tatiana paseaba con un hombre que se volteó a ver la casa recién pintada. Lol miraba desde el jardín, como cuando estaba detrás de las plantas en aquel baile en el Casino. Pasado el parque, él besó apasionadamente a Tatiana. Ahí podría considerarse que habría comenzado el trabajo de construcción del fantasma del gesto del hombre quitando el vestido a la mujer.

Lol recuerda a Tatiana vagamente, se dirige a seguirlo a él.

Lol piensa todos los días en el baile, “el baile recobra un poco de vida (…) entra en él cada día”[7].

En los paseos en los que Lol reconstruye el mundo, Jacques Hold (amante de Tatiana) no advierte que Lol lo vé. Pasea, en una errancia con cálculo, mirando que él mira otras mujeres (al “Richardson style”) y su “divino”[8] manejo del tiempo.

Lol encontró en este otro hombre un instrumento para la realización de un ser-de-a-tres respondiendo a la búsqueda de hacer con la ubicuidad de la que nunca parecía estar del todo allí, restituyendo-se con otro vestido. Se entrega a la aspiración de ser, primero en Anne Marie, luego en Tatiana. Se podría reconocer aquí la misma metáfora que en el momento de partida solo que no sería una metáfora de amor sino de cuerpo. Sería también algo que estuvo presente al aparecer Anne Marie Stretter, una metáfora de cuerpo encubierta por una metáfora de amor. Lol habría estado a la espera de una metáfora de cuerpo.

Desde un campo de centeno Lol aguarda mientras transcurren las estadías de Hold y Tatiana en un hotel. Jacques Hold acepta estar al servicio de esa realización haciendo aparecer el cuerpo de su amante al ritmo del requerimiento de Lol que repetía, más que el acontecimiento del baile la desposesión de su persona, perfeccionando un anudamiento anterior. Se rehace lo que Lacan llamó el acontecimiento con un nudo, que arrebata.

Tatiana está ahí, mientras Lol es la inmovil mancha gris de su abrigo en el campo de centeno, que eventualmente Jacques Hold busca con la mirada. Paradójicamente en el ser-de-a-tres Lol no es uno de esos tres sino que queda suspendida de un episodio fuera de tiempo. Hay fijación, captación especular. Un ser de pura mirada goza de una posición femenina: el órgano puede ser el de un hombre y el cuerpo es el de Tatiana.

Considerando el caso freudiano puede recordarse que el verdadero interés de Dora era la señora K. Sin embargo allí eso era un secreto, algo a la espera de ser interpretado. Mientras que en el caso de Lol el interés está explicitado. El fantasma está realizado, pasó a lo real. Por otro lado Lacan aclara: Lol no es voyeur, una mirona. Lo que sucede la realiza, hace surgir la mirada como objeto puro.

Hold, la voz del relato y a quien Lacan ubica en el lugar de la angustia, parece confuso respecto de lo que lo sujeta a Lol. Explica Lacan que la visión se divide entre imagen y mirada. El primer modelo de la mirada es la mancha. Cuando algo nos concierne se puede decir que “nos mira”. Hold se encuentra en la angustia de que la mancha lo mira pero no sabe cómo, aplastado por la actualidad de un deseo que le sigue resultando opaco. No sabe en qué él le haría mancha al otro, cuál es su i(a), su imagen para el otro. Lol mira sin mirarlo. Cuando desde la ventana del hotel ve a Lol en el campo y cree que sus miradas se sincronizan, se tranquiliza un poco. Él se inventa una reciprocidad, su mirada pasa a hacer metonimia de la mancha en el campo. Procura reconstituir los pensamientos del Otro, le interesan los de Lol.

Hablando con Jacques Hold, Lol dice que Tatiana está “desnuda bajo sus cabellos oscuros”[9]. Esto produce un efecto en él: se da un pasaje de la belleza (forma sublime de la mancha) de Tatiana a la función de mancha intolerable del objeto, función incompatible con el mantenimiento de la imagen narcisista de los enamorados (también del lector). Tatianatermina siendo el residuo de la operación. La hace consistir como mancha bajo el gesto del hombre. Tatiana se da cuenta de que su amante le dice palabras de amor admirables para Lol. Al final de la novela queda azorada porque comprende que la pasión erótica auténtica que tiene él por ella, se dirige a otra.

Lol va más allá del pudor espiando la relación sexual de Jacques y Tatiana como realizada. Captura a los amantes para rehacer el nudo de su ser-de-a-tres. Realiza en lo real su subjetividad distribuida en 3 elementos: mirada, cuerpo y escena. Lol resulta otra vez arrebatada, reemplazada en la otra.

Durante los 10 años lejos del baile Lol estaba calma, elegida por Bedford había regulado la cuestión de la feminidad, algo distinto de “la felicidad”[10] (tal como se refiere al acercamiento a Jacques y Tatiana) del arrebato. El marido le tenía confianza, la consideraba incapaz de invención, regulada como estaba por el curso de las cosas y del tiempo. Decide dejar al marido.

La “felicidad” entonces, posible vía el fantasma de a tres, se sostiene hasta que Hold pone a jugar su deseo interesado en ella: busca comprenderla (Lol no demandaba eso). Le muestra un ser por fuera del de a tres, se acerca más de lo posible. En lugar de mostrarle con la mirada, con el objeto, dar a ver, ser el operador de un reemplazo… Jacques Hold se ocupa de Lol como tal. Deja ver el fantasma de ser-de-a-tres que mantiene a Lol estabilizada, introduce una consciencia de ser, da a ver pero no a través del cuerpo de Tatiana y eso es inadmisible. A Lol la perturba que el objeto suba a escena cuando normalmente es el bastidor. La consciencia de ser de Lol solo era posible de acuerdo a la inmanente realización de su ser-de-a-tres (dasein-Heidegger). No puede sostenerse de un cuerpo de mujer en ella, ella sabe dónde está La mujer.

Enloquece al final del libro, cuando se insiste en encontrarla donde no se encuentra. Cuando Hold y Lol pareciera que realizan el acto sexual, no sin antes pasar por la escena del trauma, en un extremo del holding… de pronto no lo reconoce.

El libro termina con un posible intento de reanudamiento, ella dormida en el campo de centeno. Para Lacan hubiera sido un final mejor logrado el de la locura.

El arrebato y Los usos[11]

El término “arrebato” viene de la mística, de fines del siglo XIII. Designa una forma de éxtasis en la que el alma se siente captada por una fuerza superior a la que no puede resistir. A partir del renacimiento el uso del término viró para designar el estado de una persona transportada por la admiración o la alegría.

El arrebato puede tomarse como un acontecimiento del alma. En Lol como en los místicos se ve el alma separada del cuerpo.

En la evolución del término se ve el trayecto que realiza Lacan. Se evoca el alma con el arrebato pero es la belleza la que opera. No busca obtener un arrebato de de la psyché sino ponerla en esquema, en una lógica subjetiva que articula tiempos de fantasma o empalme del sujeto y su cuerpo, los tiempos del alma.

El arrebato supone un doble movimiento: es expulsión del sujeto de su cuerpo, al mismo tiempo que asiste a ese movimiento y se encuentra contaminado por él.

Lacan evoca al lector que trata de identificarse con Lol en una relación dual, busca seguirla. Así, de a dos, se pierde (uno de los dos atraviesa al otro). Esta no es la vía, hay que dejarla por la forma del ser-de-a-tres.

Lol vive una experiencia de despersonalización. Ve el arrebato de dos, bajo los ojos de Lol como tercera, lo que Lacan llama acontecimiento.

Es inadmisible haber estado ausente del sitio donde se produjo ese gesto, el de él despojandola del traje negro, “la otra mujer habría aparecido poco a poco. En una progresión rigurosamente paralela e inversa. Lol sería sustituida por ella cerca del hombre.”[12]. El vestido es el soporte.

Duras transmite la estática del fantasma, del éxtasis del fantasma, de volver siempre a empezar. Lacan se aparta del fantasma, revela lo que pasa con el amor: el otro reviste al sujeto con una imagen, lo viste y cuando lo desviste lo deja despojado.

El cuerpo de Lol es una envoltura que no tiene adentro ni afuera. Cuando la costura de su centro se da vuelta todas las miradas se dirigen hacia el vestido. Para considerar la topología de la mirada no alcanza la visión de pura lógica (como la del sofisma de los tres prisioneros[13]). Después de haber sido centro de las miradas y habiendo perdido todo, una vez que el sujeto no puede mirar ni ser mirado, le queda la visión. La visión priva de la mirada, que vuelve entonces desde el exterior. Se da un segundo momento de articulación a la mirada, a un fantasma, estática, aislamiento y deambulación. En un tercer tiempo Lol va a observar a otros dos: la amiga que la había acompañado la noche del baile y Hold, el amante de turno que es presentado como un objeto intercambiable.

Lacan no lo llama repetición: “lo que aquí se restaura no es el acontecimiento sino un nudo y es lo que ese nudo estrecha lo que propiamente arrebata”[14][15]. Algo se cierra, no son repeticiones significantes sino que se presenta un objeto, un goce se localiza.

Esta reedición en la que se recupera la mirada introduce otro ternario: hay una inmixión del tiempo propio de Hold. Pasa su tiempo en ver y ser visto, ocupa el lugar del sujeto, el de la angustia. Lol se presentaba fuera de la angustia (del cuerpo).

Jacques Hold permite ver los tiempos del sujeto:

  • Primer tiempo: se angustia cuando percibe a Lol frente a la habitación del hotel al que iba con Tatiana.
  • Segundo tiempo: se reasegura imaginando que ella lo ve, se inventa un tiempo de reciprocidad. Se restituye una mirada de eso que lo inquietaba (mantis religiosa/mancha gris en el campo de centeno).
  • Tercer tiempo: opera el fantasma. Es cuando da a ver, presenta la mirada (con lo que respondió al “¿qué me quiere?”).

Lol había dado indicaciones de su fascinación acerca de la desnudez, que no sería la fascinación por la feminidad. Es el punto de la desnudez desde donde a la inversa Lol es vista.

Para Miller la feminización por el objeto a es otra versión de la forma erotomaníaca del amor. El objeto a como mancha fascina la mirada. Asumir la posición de objeto a es asumir la feminización, la exhibición. (En varones, cuantos más signos enfáticos de virilidad, mayor el efecto de feminización). A la pregunta por el deseo del Otro se puede responder que se es la causa (forma erotomaníaca del amor). En esta novela Marguerite Duras daría cuenta de una experiencia extrema de la feminidad, de cuando una mujer hace existir a La mujer fuera de ella.

Si Lol no tenía cuerpo, esto le es revelado en el momento en que aparece el cuerpo de otra mujer. El primer llegado sería así cualquiera y entonces mejor puede ocupar un lugar cerca de Lol. Jacques Hold no es cualquiera, es a quien cree ver junto a su amiga Tatiana, la que le había servido de soporte imaginario (a-a’) la noche del baile.

Lacan enseña que hay al menos dos cuerpos: el cuerpo envoltura y el objeto-cuerpo. Y hay un condensador de libido: el a.

Si se partiera de la base de que el amor es narcisista, el amante reviste de una imagen de sí mismo a otro, lo viste, convirtiéndolo en la imagen con la que puede identificarse. Lacan pregunta: cuando se es desvestido de esa imagen que el otro puso, ¿qué es lo que se deja ser por debajo del vestido imaginario? Queda el objeto a, residuo que vestía el esplendor de la imagen. Algo queda, que no se desvanece con el vestido. En el caso de Lol, al no tener cuerpo se sostendría en la mirada del Otro, en el deseo del Otro. Cuando le es retirada la imagen, aparece el vacío del sujeto, la vacuidad dice Lacan, pero no la del sujeto barrado. La sustracción de i(a) resulta equivalente a la sustracción de su ser, que reencuentra cuando se desplaza a otra mujer. El novio se llevó la imagen, su ser y lo deposita en otra. Un arrebato de ser.

Su ser es Tatiana, y Hold se lo hace decir. Eso la vuelve loca.

Hold se dirige a Lol en la demanda de palabras que hagan sentido. Lol no se dirige a Hold desde la demanda de palabras más que por la realización. Ella no está en la diacronía de las palabras sino en la sincronía de la mirada. Hay una especie de voluntad de realización de ausencia de demanda del Otro.

Podría leerse algo de lo perverso en la voluntad del Lol manifestada en la no-demanda pero ella no apunta a la subjetividad del Otro. Si Hold se angustia es porque se interroga por ese deseo que le resulta enigmático y no sabe dónde ubicarse para colmar ese deseo.

Dos margaritas y un girasol

Se dice que Marguerite Duras no entendió el homenaje de Lacan, quizás porque nuestro Jacques no es Hold. Hace función de objeto en la sublimación que es su homenaje. Lacan tomó la precaución de no ocuparse de la psicología de Marguerite. Pone de manifiesto aquello que ya había dicho Freud, que el artista nos precede.

El artista tiene un saber que no se molesta con su pensamiento. De contar con ese saber, el artista podría por su cuenta restituir el pensamiento, un yo pienso. Pero ese pensamiento no tendría que molestarse con la consciencia de ser en un objeto.

Entonces Lacan restituyó el saber, restituyendo el pensamiento desde el supuesto saber del artista. La maniobra analítica consiste en poner al artista en posición de sujeto supuesto saber. Si la sublimación se logra, ella recupera este objeto a través de su arte.

Marguerite de Navarra-Marguerite Duras

“Duras es un seudónimo que corresponde a las tierras de la familia, y Duras formó parte (…)  de la región de Navarra”[16].

Marguerite de Navarra, hermana del Rey de Francia y Reina de Navarra, se había puesto a escribir apasionada por los debates en torno a la nueva religión (época contemporánea a la introducción del término “arrebato”-1553). Tomó de Boccaccio, traducido por Le Massón, el Decamerón. Elfrancés, se distinguía del italiano porque contenía historias verdaderas.  Marguerite Duras como Marguerite de Navarra, escribió esta que no es una historia inventada sino “basada en hechos reales”.

Lacan se sirve de esa colección de historias verdaderas, historias de impasses en el amor, para interrogar eso que se llama sublimación. Opone la convención técnica del amor cortés a lo que se volvió la novela.

En los análisis también escuchamos historias verdaderas. El realismo le interesó a Lacan: lo de Marguerite no era una ficción sino un intento de escribir lo real. No velaba el objeto causa de deseo, de amor y de goce (se aleja de las historias de ficción que sostienen la ilusión de hacer de dos, uno). Valoró a Duras por la valentía de los personajes, por que no los socorre con un happy ending, por sostener una caridad sin esperanzas. Eso que resuena a los místicos y a la posición ética del analista.

La técnica erótica es una manera de presentar el ser-de-a-tres, donde se articula el deseo por cuanto es del Otro el objeto que lo causa. El sujeto se mantiene fuera respecto de lo que hacen los otros dos. Por ejemplo, en el fantasma que Lol organiza Lacan ubica a Jacques Hold en el lugar del sujeto. Tatiana estaría en el lugar de objeto, que le presta cuerpo y desnudez para vestir el vacío de cuerpo de Lol. El tercer elemento sería la mirada de Lol (fascinada en lo unforme).

Por otro lado, somos nosotrxs (lectores) los que en el no cuerpo del campo de centeno, imaginamos el cuerpo de Lol y su subjetividad. Ella allí no es sino sólo a través de Tatiana, en quien a partir del arrebato, se juega la desnudez suspendida, Lol llevada por la fuerza, el pasaje hacia otra realidad de un daño simbólico irreversible donde falta una palabra. Se sostiene ahora ya no detrás de las plantas del salón de baile sino de las del campo de centeno. Precaria o no, compulsiva y “adicta” tal vez, es su estabilización, su posibilidad de ser ante la ubicuidad y ausencia de anclaje en el mundo, en su cuerpo.

Partimos de los héroes y pasamos al objeto a, el que nunca llega a ubicarse en la unión entre el hombre y la mujer y que circula en el fantasma. Lacan introduce el psicoanálisis y su casuística en esta serie: historias de amor que marchan bien o mal, que designan un punto de impasse.

El psicoanálisis como técnica erótica toma el relevo. Lacan lo instala en una perspectiva atea. No podemos, como tampoco Duras, sostenernos en el mito del alma personal, aquella encargada del trabajo[17], encargada de poner de acuerdo nuestro cuerpo con el Otro. Por eso Lacan termina refiriéndose a las grandes virtudes teologales, las virtudes que adaptan las facultades del hombre en la participación de la naturaleza divina, que nos conectan con el Otro y se ocupan de esa conexión. “En síntesis, esas virtudes teologales son las que enclavijan el alma al cuerpo (…) no podemos hacer entrar esas clavijas en los agujeritos pero (…) Lacan se aproxima. Nosotros nos ocupamos mucho más de las nupcias de vida vacía con el objeto indescriptible. (…) La vida vacía es lo viviente, también el captado por la metáfora del florero, la vida vacía.

El objeto indescriptible es el objeto a, que no tiene nombre. He aquí para nosotros las únicas clavijas y los únicos agujeritos de los que nos ocuparemos (…). En caso de leer sin malicia las historias de amor que son todo el tiempo las de nuestro tiempo”[18].

Referencias

M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein

J. Lacan, Otros escritos, Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein

J. Miller, Los usos del lapso.

Lacan  versión web, Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein https://biblioteca.ucm.es/data/cont/media/www/pag-61249/Homenaje%20a%20Marguerite%20Duras.pdf

El sofisma de los tres prisioneros. https://inupsi.com/el-sofisma-de-los-tres-presos-un-divertimento-logico/

Araceli Fuentes, (ELP-Madrid), El rapto del cuerpo de Lol V. Stein. https://elp.org.es/el_rapto_del_cuerpo_de_lol_v_stein_por_a/

Antoni Vicens, Del arrebato en una jornada. https://www.scb-icf.net/nodus/contingut/article.php?art=10&rev=1&pub=2

Mónica Torres, La solución Duras. https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/002/template.php?file=arts/variaciones/torres.html

Charaf Darío, Fenómenos elementales en “El arrebato de Lol V. Stein”  https://www.aacademica.org/000-052/203.pdf

Nieves Soria, El cuerpo robado. El arrebato de Lacan, del texto literario al texto clínico.  https://www.nievesoria.com.ar/arte.php?cod=54

Martín Alomo, ¿Qué es lo arrebatado en el arrebato de Lol V. Stein?

https://www.researchgate.net/publication/309680225_Que_es_lo_arrebatado_en_el_arrebato_de_Lol_V_Stein

Eric Porge, El arrebato de Lacan: Marguerite Duras a la letra https://deinconscientes.com/el-arrebato-de-lacan-marguerite-Duras-a-la-letra/

Edith M. Fernández de Baggiani, El arrebato de Lol V. Stein de Marguerite Duras


[1] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 9.

[2] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 59.

[3] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 10.

[4] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 10.

[5] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 10.

[6] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 21.

[7] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 19.

[8] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 22.

[9] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 49.

[10] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 46.

[11] J. A. Miller, Los usos del lapso

[12] M. Duras, El arrebato de Lol V. Stein, página 21.

[13] https://inupsi.com/el-sofisma-de-los-tres-presos-un-divertimento-logico/

[14] J. A. Miller, Los usos del lapso, Capítulo XIX: El sofisma de Lol V. Stein (citado del Seminario XI) página 404.

[15] “Lo que aquí se rehace no es el acontecimiento sino un nudo. Y es lo que este nudo aprieta lo que propiamente arrebata” en Otros escritos, “Homenaje a Marguerite Duras por el arrobamiento de Lol V. Stein”, página 210.

[16] J. A. Miller, Los usos del lapso, Capítulo XIX: El sofisma de Lol V. Stein, página 409.

[17] “Desde Aristóteles y Platón”, J. A. Miller, Los usos del lapso, Capítulo XIX: El sofisma de Lol V. Stein, página 412.

[18] J. A. Miller, Los usos del lapso, Capítulo XIX: El sofisma de Lol V. Stein, páginas 412 y 413.

Publicado por De Nuevo Aún

https://denuevoaunblog.wordpress.com/ Blog de nuestro Seminario de psicoanálisis en el marco de la Escuela de la Orientación Lacaniana.

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